“Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían, y no alcanzan lo que pretenden; y llega otro, y sin saber cómo, ni cómo no, se halla con el cargo y oficio que otros muchos pretendieron; y aquí entra y encaja bien el decir que hay buena y mala fortuna en las pretensiones. Tú, que para mí sin duda alguna eres un porro, sin madrugar ni trasnochar y sin hacer diligencia alguna (…), sin más ni más te ves gobernador de una ínsula, como quien no dice nada. Todo esto digo ¡oh, Sancho!, para que no atribuyas a tus merecimientos la merced recibida, sino que des gracias al cielo que dispone suavemente las cosas”.
(El Quijote, cap. 42: consejos de D. Quijote a Sancho para el gobierno de la ínsula Barataria)