Pedro Rincón pregunta a Diego Cortado:
- ¿Es vuesa merced, por ventura, ladrón?
- Sí -respondió él- para servir a Dios y a las buenas gentes, aunque no de los muy cursados, que todavía estoy en el año del noviciado.
A lo cual replicó Rincón:
- Cosa nueva es para mí que haya ladrones en el mundo para servir a Dios y a las buenas gentes.
Y respondió el mozo:
- Señor, yo no me meto en “tologías”. Lo que sé es que cada uno en su oficio puede alabar a Dios, y más con la orden que tiene dada Monipodio a todos sus ahijados.
- Sin duda -dijo Rincón-, debe ser buena y santa esa orden, pues hace que los ladrones sirvan a Dios.
- Es tan santa y buena -replicó el mozo-, que no sé yo si podrá mejorar en nuestro arte. Él tiene ordenado que, de lo que hurtáremos, demos alguna cosa o limosna para el aceite de las lámparas de una imagen devota que está en esta ciudad, y en verdad que hemos visto grandes cosas por esta obra buena.