“Le gustó mucho un proverbio kikuyu, que repitió varias veces: “No hay montaña difícil de subir cuando en la cumbre hay un amigo”. Lo aplicaba a la vida cristiana: «Nosotros tenemos en lo alto de la montaña a Cristo, que es el Hijo de Dios. (…) Por lo tanto, no hay ninguna dificultad que no podamos superar, ningún obstáculo que no podamos vencer, porque Jesús está con nosotros”.