“Venid a mí todos los que andáis agobiados con trabajos y cargas, que yo os aliviaré. Si alguna vez, porque pasan los años y se entra en la vejez, o porque se experimenta el cansancio al final de una intensa jornada de trabajo, o porque nos pesa una tentación que no hemos sabido rechazar con decisión o, sencillamente, porque nos encontramos enfermos, nos faltan las fuerzas físicas y hasta parece que se resquebrajan las morales, escuchemos lo que nos dice el Señor: venid a mí… Hay que acudir a Jesucristo, porque toda la santidad está en abrazarnos a Nuestro Señor.”
Mientras nos hablaba por el camino.