“Y si me he puesto en cuentas de tanto más cuanto acerca de mi salario -(Sancho le había pedido a D. Quijote saber cuánto le pagaría por salir con él de escudero)- ha sido por complacer a mi mujer, la cual cuando toma la mano a persuadir una cosa, no hay mazo que tanto apriete los aros de una cuba como ella aprieta a que se haga lo que quiere…”