Su cama era también para ella un instrumento de penitencia.
Usaba para dormir maderos y ponía entre ellos pedazos de tejas que le incomodaban y no la dejaban descansar bien.
También declara su madre que las almohadas que la bendita Rosa usaba y que esta testigo quitó de su cama fueron: primero, un adobe; en lugar de éste, puso una piedra y, quitándole ésta, en su lugar puso un trozo de madera con un hueco, donde ponía la cabeza.