Siguiendo los diversos estudios realizados sobre la Sábana Santa de Turín, el imaginero sevillano D. Juan Manuel Miñarro López, miembro del Centro Español de Sindonología (La unión de dos palabras griegas: sindon, que significa sábana, y logía, que equivale a estudio o tratado, originan el término Sindonología, que se aplica al estudio de la «Sábana Santa» o «Santa Síndone»), realizó esta reconstrucción posible del rostro de Jesús que veis adjunta.

Los estudios sobre la Sábana Santa de Turín (La Sábana Santa es una tela de lino, tejida en forma de espiga. Sabemos que es un tipo de tejido que se utilizó en tiempo de Jesús en Oriente, mientras que en Europa no se utilizó antes del Siglo XV. Es un tejido de alta calidad, pero hay que tener en cuenta que, si fuera del tiempo de Jesús, sería de procedencia oriental. En cuanto a sus medidas, después de que se restaurara en el año 2002 al quitarle los forros que restringían la extensión completa de la tela y se le eliminaran algunas arrugas, la Sábana mide 4,42 metros de longitud por 1,13 de anchura, aproximadamente. Quemaduras. Si nos fijamos en el tejido veremos un montón de marcas, algunas manchas y materias que no terminamos de identificar. En realidad hay dos tipos de huellas, las que podrían ser las referidas a la Pasión de Cristo y por otra parte las huellas que ha dejado la Historia. En 1532, se produjo un incendio en la Catedral de Turín, que afectó gravemente a la reliquia, alterando incluso la apariencia del tejido. Antes de ese incendio, en la Sábana destacaba la huella anterior y posterior del cuerpo de un hombre. Sin embargo, después se añadieron un montón de marcas, que son las que más llaman la atención. Podemos encontrar chamuscaduras, cercos de agua – que probablemente se produjeron en ese o en otros incidentes cuando se apagó el incendio – y también parches de tela para tapar los agujeros quemados.), especialmente los realizados en los últimos años, parecen evidenciar que estamos ante una reliquia, si no auténtica, sí al menos del siglo I de nuestra era, que se elaboró en tierras palestinas (pólenes encontrados en el lino) y que cubrió a un hombre que fue salvajemente torturado y crucificado.

Hay que tener en cuenta con respecto a los famosos estudios del carbono 14, que la prensa se encargó de difundir con enormidad, lo cual no ocurrió con los posteriores, que se demostraron ciertos errores cometidos en los mismos, que hicieron que se pusiese seriamente en duda aquel estudio. De hecho hoy la comunidad científica no acepta dicho estudio como definitivo, ni concluyente (la mayoría lo rechaza, por haberse hecho sobre muestras contaminadas por los diversos incendios y avatares que sufrió la Sindone).

Un grupo de estudio norteamericano, a finales de los 70, utilizando tecnología de la NASA (creada para establecer un plano tridimensional de la superficie de Marte) logró una imagen tridimensional de la Sábana Santa. Además en dicho estudio concluyeron:

  • Que la sangre que impregnaba el lienzo era del grupo AB.
  • La huella que no es sangre, es decir, la imagen, es, según el estudio, es imposible de por sí. Esto es, no se conoce medio humano alguno para poder formarla. Dicha huella producida sobre la tela es absolutamente superficial. Sólo las fibras más superficiales de los hilos tienen imagen.
  • En la reliquia hay partículas de mirra, partículas de madera, tejido epitelial, que es piel humana, que además es de mayor grosor que la femenina y por tanto es piel humana de varón e incluso tejido muscular en la zona de la espalda.
  • Es una imagen que no tiene direccionalidad. Es como si el cuerpo se hubiera proyectado perpendicularmente al lienzo que lo estaba cubriendo
  • Hay ausencia de pigmento, es decir no hay pintura ni ningún tipo de colorante.

ESTUDIOS FORENSES. Según los estudios forenses realizados en la Sábana Santa, la persona cuya imagen se impregnó en ella, presenta:

  • Una serie de regueros de sangre propios de una corona de espinas que aparecen no solamente en la frente sin también como veremos más tarde en la nuca.
  • También tiene contusiones o hinchazones que cubren toda la frente.
  • En la mejilla derecha tiene una contusión doble que le ha producido una deformación que parece atribuirle muchos más años de los que debía tener este personaje.
  • Fijándonos en la otra mejilla vemos que tiene una contusión con equimosis, con una herida.
  • Tiene una herida en la nariz y tiene roto el cartílago, posiblemente de una caída o del golpe que ha producido la contusión en la mejilla derecha, porque en la punta de la nariz se han encontrado restos de tierra, igual que en las rodillas y en las plantas de los pies, que casualmente tiene la misma composición que la tierra de la zona de Jerusalén. Podría ser de una caída o del golpe que hubiera partido el cartílago.
  • La huella oscura que se ve al dorso de la nariz podría ser un salivazo.
  • Vemos también un reguero de sangre por descarga nasal.
  • Podemos fijarnos también que hay una colada de sangre con saliva que sale de la comisura derecha de los labios y si nos fijamos en la barba vemos que el mentón está hinchado y contuso y la barba manchada de sangre.
  • Todas estas características nos están indicando son heridas, contusiones reales de una persona que ha sido sometida a una tortura terrible. No pretendemos aquí concluir o afirmar que estemos ante una reliquia verdadera, al contrario, estamos ante una reliquia que, en palabras de Juan Pablo II, supone “un reto a la inteligencia humana”. No obstante los estudios están ahí y reflejan lo que se ha escrito aquí.

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