Hasta los Santos más santos los han tenido pero hay que dejarlos a un lado. Cristo es nuestra garantía.
Dejamos unos párrafos del libro HISTORIA DE UN ALMA (Santa Teresita de Lisieux) que nos ilustran sobre los escrúpulos.
Enfermedad de los escrúpulos
Veo que me he alejado mucho del tema, así que me apresuro a volver a él.
El año que siguió a mi primera comunión transcurrió, casi todo él, sin pruebas interiores para mi alma. Pero durante el retiro para la segunda comunión me vi asaltada por la terrible enfermedad de los escrúpulos… Hay que pasar por ese martirio para saber lo que es. ¡Imposible decir lo que sufrí durante un año y medio…! Todos mis pensamientos y mis acciones, aun los más sencillos, se me convertían en motivo de turbación. La única forma de recobrar la paz era contárselo a María, lo cual me costaba mucho, pues me creía obligada a decirle hasta los pensamientos extravagantes que tenía acerca de ella misma. En cuanto soltaba mi carga, disfrutaba por un momento de paz; pero esa paz pasaba como un relámpago, y enseguida volvía a comenzar mi martirio.
¡Cuánta paciencia tuvo que tener mi querida María para escucharme sin dar nunca muestras de cansancio…!
Apenas volvía de la Abadía, ya se ponía a rizarme el pelo para el día siguiente (pues, para dar gusto a papá, la reinecita llevaba todos los días el pelo rizado, con gran admiración de sus compañeras, y especialmente de las profesoras, que no veían a niñas tan bien atendidas por sus padres). Durante la sesión, yo no dejaba de llorar, contando todos mis escrúpulos.