Grandes mensajes que San Juan Pablo II dirigió al mundo
La primera actitud de una criatura debe ser adorar y alabar al Creador, darle culto.
La relación hombre-mujer debe ser muy diferente a la relación macho-hembra.
Tener razón es poco importante.
No conviene tener en cuenta lo que se dice en momentos de enfado. Esas frases no son verdaderas ni para quien las dice. Si fueran ciertas, las madres de los árbitros serían todas muy malas mujeres.
El odio perjudica al que odia.
Ni el dinero ni el sexo dan la felicidad. A menudo la quitan.
Una joven de costumbres y vestimenta ligeras no es una mujer ideal o ejemplar, sino otro tipo de mujer.
Los hijos no son una plaga maligna de la que hay que librarse a toda costa.
La misma caridad exige unas veces intervenir y otras dejar en paz.
Nadie se arrepiente de traer un hijo al mundo. Es una decisión siempre acertada.