SANTA DOROTEA Y SAN TEÓFILO
1. Se tomó en serio la broma. “El cazador terminó cazado, pero correspondió a la gracia.”
Teófilo se reía y mofaba de los mártires mientras éstos se dirigían al suplico. Para burlarse de la joven Dorotea, conducida a la decapitación le dijo:
-¡Esposa de Cristo!, envíanos unas rosas cuando llegues, ¡no te olvides!
Y Dorotea se lo prometió. En el momento de la decapitación, comenzaron a caer rosas como si de lluvia se tratase. Teófilo, que había querido hacerse el gracioso, se quedó de piedra ante aquel prodigio: creyó y se declaró cristiano. Fue un santo mártir: el Señor lo había “llamado” por medio de una burla. “Todo es gracia”, diría el escritor George Bernanos.
sigue…
SANTA EDUVIGES.(16 DE OCTUBRE).
VIUDA-RELIGIOSA. 1174 a 1243
Nació en Baviera, Alemania en 1174. Era hermana de Santa Gertrudis y
tía de Santa Isabel de Hungría. Las grandes riquezas que le dejó su
esposo las repartió entre los pobres. En Polonia ha sido siempre muy
estimada por los católicos.
1. “No hay excusas para no amar a Dios” . “No lo soportó porque ya era
santa, sino que llegó a serlo sin quejarse de semejantes pruebas”
La vida de Eduviges, niña rica e hija de príncipes, fue una letanía de sufrimientos.
Sufrió con el esposo, hombre violento y vulgar. Enrique fue varias
veces prisionero de guerra. Una vez lo trajeron a su casa derramando
sangre por las heridas. Fue muerto a puñaladas, pocos meses después,
durante la celebración de la misa. Sufrió con los hijos. Uno de ellos,
Conrado, se rebeló contra su padre y tuvo muerte violenta. Otro,
Enrique, murió en la guerra. Ella misma fue a recoger su cuerpo
mutilado en medio de otros cadáveres esparcidos por el campo de
batalla. Sufrió con sus parientes. Su hermana Inés, reina de Francia,
tuvo muchas frustraciones en el matrimonio. Otra, reina de Hungría,
murió apuñalada. Sus hermanos fueron acusados de traicionar y matar al
emperador. La sobrina, santa Isabel de Hungría, fue arrojada del
castillo y murió en la miseria. Sufrió con la situación de su tiempo.
Los campesinos y los pobres eran oprimidos por los nobles. Ella pasaba
noches enteras sin dormir, pareciéndole oír el gemido de los
prisioneros arrojados a lo profundo de las mazmorras. Andaba descalza
por las calles, los pies agrietados por la nieve, haciendo penitencia
por estos desventurados. Sufrió con la maldad de los hombres. Una vez
incendiaron el palacio en que había nacido. Más de una vez fue
despojada de sus bienes. Sufrió todo sin quejarse, con mansedumbre y
gozo en el Señor. Amó a Cristo y llegó a ser santa.