Una cortita sobre El vicio de las apuestas (y el bingo, quinielas, lotería…): es imposible meter en la cabeza de la gente que esas máquinas nunca pierden, es más, son un gran negocio aunque explota las debilidades humanas (el debate está en que sea o no inmoral…)
CAMPANAZO REAL
Tal era la afición al juego de Enrique VIII de Inglaterra, que cuando se quedaba sin blanca apostaba bienes del estado.
En una ocasión se jugó las campanas de la catedral londinense de San Pablo y las perdió.