Pregunta de un periodista: «Muchos dicen que la oposición al aborto es una cuestión religiosa».
Respuesta del cardenal Bergoglio: «¡Qué va! La mujer embarazada no lleva en el vientre un cepillo de dientes, tampoco un tumor. La ciencia enseña que desde el momento de la concepción, el nuevo ser tiene todo el código genético. Es impresionante. No es, entonces, una cuestión religiosa, sino claramente moral con base científica, porque estamos en presencia de un ser humano.
Periodista: «¿Pero la graduación (responsabilidad) moral de la mujer que aborta es la misma que la de quien lo practica?»
Cardenal B. : «No hablaría de graduación (responsabilidad). A mí me da mucho más… no digo lástima, sino compasión, en el sentido bíblico de la palabra, o sea, de compadecer y acompañar, una mujer que aborta por… vaya usted a saber qué presiones, que aquellos profesionales –o no profesionales- que actúan por dinero y con una frialdad única. […] Esa frialdad contrasta con los problemas de conciencia, los remordimientos que, al cabo de unos años, tienen muchas mujeres que abortaron. Hay que estar en el confesionario y escuchar esos dramones, porque saben que mataron a un hijo.»