Tú eres mi hijo
Dios es nuestro Padre siempre y en todas circunstancias.
Pedro (nombre ficticio) presenció el asesinato a sangre fría de su padre, con un tiro a bocajarro en la cabeza, mientras salían del portal de su casa. ETA había decidido asesinarle, pero eso es otra historia…
Un padre es siempre un padre, sea famoso e importante o no.
Sucedió en un Campamento Militar, Valencia.
Pedro se prestaba para jurar bandera junto con 1500 reclutas más. Era el Día de la Jura y todos ultimaban preparativos.
Llegaron las autoridades militares; entre ellas el Capitán General de la región militar, a la sazón su padre.
Después de jurar, el Capitán General quiso saludar a su hijo y le mandó llamar. Aunque no le hizo gracia, Pedro recibió un «achuchón» de su padre entre las miradas de aprobación de los oficiales.
Ocurrente, la madre de Pedro propone el visitar los barracones donde su hijo había estado alojado durante el campamento. Ante tan desusada petición maternal, apoyada por la mirada indulgente del Capitán General, la comitiva se dirige lentamente hacia el barracón, mientras conversan. Queda lejos Pedro que, aprovechando el tumulto, ha podido escaquearse (palabro militar que significa zafarse de la obligación, escurrirse) y marcha a lo lejos en dirección contraria. De pronto el Capitán Gral. se para y le busca con la mirada. Le ve a lo lejos y le grita:
-¡Pedro! Ven aquí… todos callan y Pedro se le acerca tímido y sonrojado. Al llegar dice sólo a su padre, entre dientes:
-Papá, ¿no te das cuenta de que tú eres el Capitán General y yo un simple soldado?
El padre, tomándole por el codo, con cariño, le impulsa a seguirle y le dice bajito: Sí, hijo, pero yo soy tu padre.