El origen de la frase «hablar del sexo de los ángeles», coincide con el comentario popular (paralelismo) realizado con ocasión una serie de disertaciones (conferencias) teológicas en las que se discutían diversos puntos de vista sobre si los ángeles tenían orientación sexual o no.
Para algunos el tema era completamente secundario e innecesario. Estos eran los que hablaban utilizando la expresión: estoy hablando de algo muy importante y «no del sexo de los ángeles».
Para aquellos que acudían a aquellas conferencias teológicas, el tema del sexo de los ángeles tenía algún interés. Pero para los que iban para «quedar bien» (por obligación) aquello no tenía ningún sentido.
Por si a alguien le interesa, la opinión mayoritaria es que los ángeles son seres andróginos, es decir sin sexo.
Los textos sagrados se refieren a los ángeles en términos masculinos, aunque en el Antiguo Testamento, en el Libro de Zacarías, se nombra a dos ángeles femeninos:
«Levanté mis ojos y vi, contemplé, a dos mujeres que se presentaron, había viento en sus alas, tenían alas como las de una cigüeña».
Sigue con más explicaciones acerca de tan sustancial asunto…
El sexo de los ángeles
Durante siglos se discutió sobre el sexo de los ángeles, especialmente entre los cristianos de Oriente.
La opinión mayoritaria es que los ángeles son seres andróginos, es decir sin sexo.
Los textos sagrados se refieren a los ángeles en términos masculinos, aunque en el Antiguo Testamento, en el Libro de Zacarías, se nombra a dos ángeles femeninos: «Levanté mis ojos y vi, contemplé, a dos mujeres que se presentaron, había viento en sus alas, tenían alas como las de una cigüeña».
Según el Zohar, libro de la cábala judía, los ángeles toman diferentes formas, a veces masculina, otras femenina. El Islam alienta la existencia de los «huris», (vírgenes del paraíso) que se describen en el Corán, dando a entender que están exentas, tanto de la impureza corporal o física, como de imperfecciones morales.
Estos ángeles femeninos habitan en el cielo y según la literatura islámica fueron creadas de azafrán, almizcle, ámbar y alcanfor. Son tan diáfanas que a través de 70 pliegues de seda se pueden ver sus piernas.
Al entrar un creyente en el Paraíso estos encantadores seres le dan la bienvenida, poniéndose un gran número de ellas a su disposición y él se une a cada una, tantas veces como ayunó en el mes de Ramadán y realizó obras buenas.