Nació en Worms en 970 y fue Arzobispo de Colonia, canciller del emperador Otón III y fundador de la abadía de Deutz. Al morir el emperador, fue arrestado por el futuro Rey Enrique II porque Heriberto se había opuesto inicialmente a su candidatura. Cuando el monarca tomó el cargo, cambió de opinión y le sirvió fielmente. A pesar de ello, Heriberto no se ganó la absoluta confianza de Enrique II hasta cuando el rey reconoció su error y pidió perdón al Arzobispo. El Papa Gregorio VI canonizó a Heriberto, que ya fue un santo en vida, entre 1073 y 1075.