A pesar de una notoria devoción a lo largo de los siglos, llegando a ser patrona de la música, no se sabe tanto de su vida como podría parecer. Se nos presenta a Cecilia como perteneciente a una familia ilustre de la nobleza romana, allá por el siglo III. Bautizada a los 13 años, se le esboza con una vida de virtud. Pese a casarse, opta por la virginidad y la dedicación al Señor, hasta que, conocidas públicamente sus ideas cristianas, es hecha mártir.
De la primera narración sobre su vida surge su patronazgo sobre la música. Concretamente, de la frase «Mientras tocaba el órgano, Cecilia cantaba salmos al Señor». Este relato escrito de las Actas de la mártir se grabó en mosaicos, y se decoró en frescos y miniaturas, creciendo su relación con el ámbito de la música hasta que llegó a patrona en fechas no muy lejanas.
Podemos imaginarla ahora en el cielo cantando salmos al Señor, y pidiendo por nuestras intercesiones para que podamos acompañarle algún día en su coro, aunque sea haciendo playback.