Ocurrió en Madrid.
En un colegio, estaban preparando las Primeras Comuniones.
Había un niño que sufría un pequeño retraso mental, y, aunque él y su familia estaban empeñados en que el niño tomara la Comunión, el capellán del colegio no las tenía todas consigo.
Un día, llamó al niño con él, y lo llevó al oratorio.
Sacando del bolsillo un Crucifijo, el sacerdote preguntó al niño:
– Este, ¿quién es?
– Jesús,- contestó el niño.
Entonces, señalando al Sagrario, el sacerdote volvió a preguntar:
– Y, entonces, ese de ahí, ¿quién es?
– También Jesús- contestó el niño sin dudar.
– ¿Jesús, ahí y ahí? Pues explícame cómo puede ser que Jesús esté a la vez aquí ya ahí.
– Bueno, –explicó el niño-: Aquí (en el Crucifijo), parece que está, pero, en verdad, no está…
Ahí (en el Sagrario), parece que no está, pero sí que está.
Ni que decir tiene que aquel chaval hizo la Comunión con sus compañeros de curso.
Comprender ciertas cosas, no es cuestión de inteligencia…