Cuántos viven solo en sus cosas en un mundo imaginario… -José Zorrilla, autor de Don Juan Tenorio, era visto por muchos como un ermitaño porque surante sus paseos matutinos no hablaba con nadie. Una mañana el cartero se dirigió a su casa para entregarle el correo y como encontró una de las artas abiertas la leyó. La misiva decía: «Querido Pepe: soy de la opinión de que no debes envenenar al alcalde, bastará con que le des un narcótico». Muy asustado el cartero corrió a avisarle a las autoridades.
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Los alguaciles no tardaron en presentarse en casa del dramaturgo y el pueblo se aglutinaba en la puerta dispuesto a linchar al presunto conspirador. A don José le costó mucho trabajo convencer a aquella gente de que el alcalde del cual hablaba esa carta no era el regidro del pueblo…sino uno de los personajes de la obra de teatro que estaba terminando llamada «El alcalde Ronquillo». Zorrilla había pedido a su amigo que le aconsejara sobre el final más adecuado para a función: matar al alcalde o deshacerse de él de alguna otra forma.