Una importante figura que hace y deshace
Esta es una deliciosa historia en la que la Virgen juega un papel importante.
Estaba San Pedro recogiendo los bártulos, después de otro glozoso día de trabajo y de Gloria.
Tenía muy claros los criterios: aquí no entra nadie en pecado mortal. Si están en gracia, necesitan presentar el certificado de penales del Purgatorio.
Al día siguiente libraba por que era la fiesta de San Pedro y tenía que aparecer por las celebraciones y a todos los que esperaban su ayuda por llamarse como él: su día de gloria sobre gloria.
A los dos días, Pedro vuelve a su trabajo en portería y, cuál es su asombro al presenciar una muchedumbre de indocumentados, haciendo cola para entrar. Ricos, pobres; jóvenes, viejos; hombres y mujeres; ricos y pobres…
Sorprendido, va a consultar qué hacer a Jesús:
Jesús ¿qué está pasando? Esto no es lo que quedamos.
Jesús, encogiéndose de hombros le responde: sí Pedro, pero son cosas de mi Madre…
Todos sabemos lo que mandan las madres. También que la Virgen María es madre de Jesús, que es también Dios. Inseparablemente es la unión de un hombre y Dios en una misma persona. Desde esa perspectiva ella es madre de Jesús y también de Dios.