Hoy – añadió textualmente el Santo Padre – se habla tanto de corrupción. Y también por esto se debe pedir ayuda al Señor:
“Tantos corruptos, tantos peces gordos corruptos que hay en el mundo de los cuales conocemos la vida por los periódicos: quizás hayan comenzado con una pequeña cosa, no sé, para no ajustar bien el balance y aquello que era un kilo: no, hagamos 900 gramos pero que parezca un kilo. La corrupción comienza con poco, como esto, con el diálogo: ‘Pero no, ¡no es verdad que te hará mal este fruto! ¡Cómelo, es bueno! Es poca cosa, nadie se da cuenta. ¡Hazlo, hazlo!’. Y poco a poco, poco a poco, se cae en el pecado, se cae en la corrupción”.