Un cianómetro es un fascinante instrumento diseñado para medir la intensidad del color azul del cielo. La invención de este aparato en 1789 se atribuye al físico y escalador de montañas Horace-Bénédict de Saussure, junto con el naturalista y explorador Alexander von Humboldt. El cianómetro de De Saussure consiste en 53 secciones numeradas, que varían desde el blanco, pasando por diferentes tonos de azul, teñidos con azul de Prusia, hasta llegar al negro, todas dispuestas en un círculo.
La idea de registrar las tonalidades del cielo surgió durante una de las expediciones de De Saussure mientras escalaba el Mont Blanc. Él y otros escaladores de montañas habían notado que el cielo se volvía de un azul más oscuro a medida que ascendían a mayor altura. Este fenómeno despertó la curiosidad de De Saussure, quien decidió crear un método para medir y estudiar este cambio en la coloración del cielo.
Utilizando su cianómetro, De Saussure demostró que el cielo efectivamente se oscurecía conforme se ascendía. Esta observación no solo corroboraba las experiencias subjetivas de los escaladores, sino que proporcionaba una manera cuantificable de registrar las variaciones en el color del cielo. De Saussure también teorizó que el color del cielo era un efecto óptico y sugirió que, dado que el azul se desvanecía sutilmente en el blanco de las nubes, este color podía ser un indicador del contenido de humedad en el aire.
El cianómetro de De Saussure representó un avance significativo en la comprensión de los fenómenos atmosféricos. Su trabajo pionero abrió nuevas vías para la investigación científica, permitiendo a los científicos estudiar el cielo y su color con una precisión sin precedentes. Aunque hoy en día contamos con tecnologías más avanzadas, el cianómetro sigue siendo un recordatorio de la ingeniosidad y la pasión por el descubrimiento que caracterizó a los científicos de aquella época.