Querido [nombre del ser querido],
Han pasado siete meses desde que te fuiste, y cada día que pasa sigo sintiendo tu ausencia de una manera profunda. El tiempo ha hecho poco para aliviar el dolor, pero ha permitido que los recuerdos se asienten en mi corazón de una manera más serena.
En estos meses, he aprendido a apreciar aún más los momentos que compartimos. Las risas, las conversaciones profundas, y hasta las discusiones ahora se ven teñidas de un amor y una nostalgia que antes no comprendía del todo. Me consuela pensar que, dondequiera que estés, estás en paz y rodeado de amor.
He encontrado fuerzas en los amigos y la familia, en los pequeños actos de bondad que me recuerdan que el amor nunca muere realmente. Sigue vivo en los corazones de aquellos que te conocieron y amaron. Tu legado de bondad, sabiduría y alegría continúa inspirándonos a todos.
A veces, en los momentos tranquilos, siento tu presencia cerca. Es como si estuvieras cuidándome, dándome la fuerza para seguir adelante. Sé que querías lo mejor para mí, y estoy tratando de honrar tu memoria viviendo de una manera que te haría sentir orgulloso.
La vida sigue, aunque sin ti se siente incompleta. Sin embargo, llevo tus enseñanzas y tu amor conmigo todos los días. Espero que, con el tiempo, el dolor de tu partida se transforme en una aceptación más serena y en una celebración de la maravillosa persona que fuiste.
Te extraño, pero también te llevo conmigo en cada paso que doy. Gracias por todo lo que me diste. Hasta que nos volvamos a encontrar, seguirás siendo una luz en mi vida.
Con todo mi amor,
[Tu nombre]