Madre querida,
Hoy, en este instante donde las palabras son mis únicos lazos contigo, quiero expresarte todo lo que mi corazón guarda desde el día en que te fuiste.
Tus huellas se entrelazaron con las mías desde el primer latido que compartimos. Fuiste mi guía, mi consuelo y mi luz en los momentos de oscuridad. Tus manos fueron las que me enseñaron a caminar y tus palabras las que me guiaron en el sendero de la vida.
Cada recuerdo contigo es como una melodía que resuena en mi alma, recordándome que tu amor es eterno y que tu presencia sigue habitando en cada espacio que compartimos. Tus abrazos aún me envuelven en las noches de tormenta, reconfortándome con la certeza de que, aunque estés físicamente ausente, tu amor sigue siendo mi refugio.
Madre, tu partida dejó un vacío en mi corazón que ninguna palabra puede llenar. Pero en ese vacío, encuentro el eco de tu amor, recordándome que el lazo que nos une es más fuerte que la distancia que nos separa.
Te extraño más de lo que las palabras pueden expresar, pero sé que en cada estrella que brilla en el firmamento, en cada flor que florece en primavera, estás ahí, velando por mí desde el infinito.
Gracias por ser mi madre, por amarme incondicionalmente y por regalarme los mejores momentos de mi vida. Tu legado perdurará por siempre en mi corazón, recordándome que el amor verdadero trasciende la barrera del tiempo y del espacio.
Te amo más de lo que las palabras pueden decir, y aunque ya no estés físicamente conmigo, siempre serás mi madre, mi ángel guardián, mi eterna compañera en esta travesía llamada vida.
Con amor eterno,
[Tu nombre]