Querida hija,
En este momento de despedida, mi corazón se llena de amor y gratitud por todos los momentos compartidos contigo. Aunque la separación física es dolorosa, sé que nuestro lazo espiritual perdurará más allá de la vida terrenal.
Recuerdo tus primeros pasos, tus risas contagiosas y los abrazos reconfortantes que compartimos. Cada momento a tu lado ha sido un regalo, y me siento agradecida por haberte tenido como mi hija. Tu luz ha iluminado mi vida de maneras inimaginables.
Aunque mi partida deja un vacío en tu corazón, quiero que recuerdes que siempre estaré contigo en espíritu. Mi amor te rodeará como un abrazo cálido en los días soleados y como una suave brisa en las noches estrelladas. Atravesaremos juntas este momento de separación con la certeza de que nuestro amor trasciende las fronteras de la vida y la muerte.
Guarda en tu corazón los recuerdos felices, las lecciones aprendidas y el amor que nos unió. Eres mi orgullo, mi alegría y la continuación de mi legado. Avanza con valentía y sabiduría, sabiendo que cada paso que das está guiado por el amor que compartimos.
Descansa en paz, querida hija. Que tu camino en este mundo esté lleno de bendiciones y que encuentres consuelo en el amor que nos une eternamente. Hasta que nos encontremos de nuevo en la eternidad.
Con amor eterno,
[Tu Nombre]