Querida hija,
Hoy, mientras escribo estas líneas llenas de amor y despedida, mi corazón se llena de nostalgia y gratitud. Tu partida deja un vacío imposible de llenar, pero también deja un rastro de amor eterno que nunca se desvanecerá.
Recuerdo los días en los que eras solo un susurro en mi corazón, y desde ese momento supe que mi vida cambiaría para siempre. Cada risa compartida, cada lágrima consolada y cada sueño compartido crearon un lazo indestructible entre nosotras.
Agradezco por los momentos compartidos, por las lecciones aprendidas y por el amor incondicional que siempre nos unió. Eres mi orgullo, mi alegría y mi mayor logro en esta vida. Aunque ya no te tenga físicamente, sé que tu esencia vivirá en mi corazón para siempre.
Mientras te despides de este mundo, quiero recordarte lo amada que eres y siempre serás. Que tu alma encuentre paz y serenidad en los brazos del más allá. Siempre serás mi niña, mi confidente y mi fuente eterna de amor.
Descansa en paz, querida hija. Que tu viaje en el más allá esté lleno de luz y amor. Aunque el adiós es difícil, sé que algún día nos reuniremos de nuevo en la eternidad.
Con amor eterno,
[Tu Nombre]