«Hay un antiguo dicho católico: Tal como es su domingo, así es el día de su muerte”.
Si Dios y el domingo han desaparecido totalmente de la vida, faltan las reservas para realizar esta última transformación. Aunque la gracia de Dios es inagotable, no hay que dejar extinguirse estas calladas reservas en el alma, para que cuando se las necesite, no las encuentre totalmente vacías, y esto debería constituir toda una advertencia”.