El 1 de marzo de 1886 nuestro Santo narró lo siguiente: Soñé que estaba en el campo donde nací, en I Bechi. Mi Madre Margarita con una vasija en la mano estaba junto a la fuente y sacaba agua sucia echándola en una vasija. Aquella fuente había dado siempre agua purísima y ahora daba agua turbia, y mi madre estaba por eso muy admirada y exclamó: “Ahora nos tocará pagar el agua que bebamos”.
– Explícales estas palabras a tus sacerdotes y verán que sí se van a cumplir.
Luego me llevó a un sitio elevado y me mostró los pequeños caseríos de alrededor, por ejemplo: Capriglio (el pueblo donde nació mamá Margarita) y Butigliera y me dijo: – ¿Por qué no fundar aquí alguna obra? ¿Es que estas gentes no valen tanto como las de Patagonia? – Sí mamá, pero es que yo quiero hacer el bien aquí y también allá en Patagonia.
– Bueno, si es así, estoy de acuerdo.
Y al ver que mi madre se iba a alejar… me desperté.
Más tarde las aguas que nacían en la fuente de I Bechi se hicieron impotables y hubo que instalar el acueducto oficial y pagar cada mes las aguas que allí se toman.
En la altura donde estaba la casa natal de San Juan Bosco se construyó 50 años más tarde, según el deseo de Mamá Margarita (expresado en este sueño) un gran Colegio Industrial para jóvenes de los alrededores. El Instituto Semeria, y allí pueden ir a estudiar los jóvenes de Capriglio, Butigliera y demás pueblos vecinos. Así se ha demostrado que los paisanos de Don Bosco son tan importantes para los educadores salesianos como los de la Patagonia y demás misiones.