Había una vez una tortuga llamada Tortugullín, quien vivía en un pequeño estanque en el bosque. A pesar de su aparente tranquilidad, Tortugullín era una tortuga muy curiosa y siempre estaba buscando aventuras.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Tortugullín se encontró con un grupo de soldados que se preparaban para partir a la Primera Guerra Mundial. Intrigada por lo que estaba sucediendo, Tortugullín decidió unirse a ellos y se coló en uno de los furgones que los transportaban al frente de batalla.
Una vez allí, Tortugullín vio cosas terribles: soldados heridos y moribundos, campos de batalla destruidos y una gran cantidad de violencia. Pero también vio la valentía y el coraje de los soldados que luchaban por sus países.
A medida que pasaba el tiempo, Tortugullín se convirtió en una especie de mascota para los soldados, quienes se aferraban a su presencia como un símbolo de esperanza en medio de la terrible guerra. Y cuando finalmente la guerra llegó a su fin, Tortugullín regresó a su estanque en el bosque, con una historia increíble que contar y una gran cantidad de recuerdos que nunca olvidaría.
Tortugullín, se convirtió en una leyenda entre los soldados y su historia se contó de generación en generación, como un recordatorio del valor y la valentía en los momentos más difíciles.