La noche de la fiesta de Santa Ana (26 de julio de 1876) soñé lo siguiente: Vi que un pastor llevaba un año cuidando muy bien a sus ovejas y que estaba contento porque como premio de sus fatigas iba a conseguir muy buena lana y muchos beneficios más.
Pero cuando llegó el tiempo de recoger la lana se dio cuenta de que faltaban varias de sus ovejas. Preguntó cuál era la razón y le respondieron: – Vino otro hombre, les propuso darles mejores pastos, e ilusionadas con él, esas ovejas se marcharon.
El pastor se puso muy triste y exclamó: – Pobre de mí: tanto que trabajé, tanto que me esforcé por mis ovejas y no he logrado conseguir las frutos que deseaba.
Perdí mi tiempo, mi trabajo y los gastos que hice.
Pero las ovejas que habían permanecido fieles le respondieron: – No, no has perdido tu trabajo. Nosotros te compensaremos por las que fueron infieles y se alejaron. Nosotros te daremos ganancias por las que se fueron.
Y el pastor se puso muy contento y demostró en adelante un gran cariño por estás ovejas tan fieles.
Propongo un premio para el que me diga qué enseñanzas trae este sueño.
Explicación: El Padre Maestro de novicios que llevaba un año formándolos, le escribió a Don Bosco contándole entristecido que varios se habían ido a sus casas o se iban a ir. El Santo le respondió contándole este sueño.