Encontrar el equilibrio entre lo que nos proponemos lograr (metas) y los hábitos y recursos de que disponemos. Piensa en sintonía con lo que pretendes lograr y no te marques objetivos difíciles que constantemente te generen tensión y agobio.
No culpes a las personas y situaciones del estrés que padeces. Solamente tú eres la causa de tus tensiones: cambia de actitud, de forma de pensar, de ritmo, y transfórmate «porque te da la real gana» en esa persona apacible, serena y llena de equilibrio y gozo interior («vuelve a la base»); reinvéntate, ponte al mando de tu vida.
Pon en orden todos los aspectos de tu vida que necesiten ser ordenados.
Bernabé Tierno.