No se trata de ser descuidado: hace tiempo vi una foto (que estará disponible en Internet): un banquero famosísimo con un tomate en el calcetín -presidente del Banco Mundial, sin ir más lejos- que se quita los zapatos para visitar una Mezquita en Turquía, aunque él debe de ser judío…)
Recuerdo cuando era chico que todos esperaban en el negocio de mi padre (una promotora inmobiliaria) al «-INVERSOR-«. Se suponía que era un personaje hiperforrado, que iba a firmar un contrato de inversión por un valor de una docena de millones de dólares americanos. Cuando hubo firmado, notaron, para desconcierto de los presentes un agujero en la suela del zapato del inversor…
No: la pobreza cristiana no es despiste, ni suciedad, ni pobretería (comprar de todo a cien o de tienda de chinos… para entenderse…). Sigue a continuación de esta anécdota tres textos cortos con tres rasgos centrales de LO QUE SÍ ES CARACTERÍSTICO DE LA POBREZA CRISTIANA. Sabiendo que cada grupo cristiano tiene su carisma propio, que debe seguir, como Dios manda…
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de Dios.
Jesús es el modelo de la pobreza de espíritu, Él, siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Se despegó de si mismo y hasta de su gloria, muriendo en la Cruz sin nada, como un criminal. San Pablo, carta a los Corintios y a los Filipenses.
«Debemos ir a Dios con paso rápido, sin pesos muertos ni impedimentas que dificulten la marcha. Precisamente porque no consiste la pobreza de espíritu en no tener, sino en estar de veras despegados, debemos permanecer atentos para no engañarnos con imaginarios motivos de fuerza mayor. Buscad lo suficiente, buscad lo que basta. Y no queráis más. Lo que pasa de ahí, es agobio, no alivio; apesadumbra, en vez de levantar.» Amigos de Dios. Punto 125. San Josemaría Escrivá de Balaguer.
«No tienes espíritu de pobreza si, puesto a escoger de modo que la elección pase inadvertida, no escoges para ti lo peor». Camino. Punto 635. San Josemaría Escrivá de Balaguer.