El estrés es la respuesta del sistema nervioso a una situación que recibe como amenaza. Es agudo (circunstancial) si solo supone una activación breve de la respuesta de lucha o de huida ante un peligro inminente y, una vez superado, recuperamos la tranquilidad y el equilibrio. El estrés crónico (constante) es una activación persistente de la respuesta de lucha-huida que hace que el cuerpo esté constantemente en «situación de alerta».
Cuando nos encontramos dominados por una situación de estrés crónico, segregamos una cantidad excesiva de adrenalina y de cortisol durante largos periodos de tiempo, con lo cual se debilita en extremo nuestro sistema inmunitario, disminuyen nuestras reservas de energía, se debilitan nuestras aptitudes mentales y se altera la química de nuestro cerebro. Por todo lo cual, es más probable que aparezcan toda clase de problemas físicos, psíquicos y emocionales y aumenten las posibilidades de contraer cualquier enfermedad. Se impone recuperarse, desestresarse y darse paz. En el lado opuesto se encuentran quienes han aprendido a controlar el estrés eficazmente y a mantener una disposición de ánimo relajada y conscientemente positiva, asegurándose así un bienestar tanto emocional como físico y psíquico.
Bernabé Tierno.