Un chiste de la Soledad del «poder»
– ¡Tráiganme mi camisa roja!
Un marinero se la entrega, se la pone, luchan y ganan. Al otro día divisan otros dos barcos piratas y el capitán vuelve a pedir:
– ¡Tráiganme mi camisa roja!
Vuelven a ganar y uno de sus hombres le pregunta:
– Mi capitán, ¿por qué cada vez que vamos a la batalla, usted pide su camisa roja?
El capitán le responde:
– Porque si soy herido ustedes no se darían cuenta y seguirían peleando bravamente.
Al otro día aparecen 10 barcos piratas, y el capitán dice:
¡Tráiganme mis pantalones marrones!.
Continúa con más chistes para ser más entretenido…
Papá caníbal y su hijo comiendo, el niño exclama:
– ¡Que rica la sopa de mamá!
Y el papá dice: – Sí, pero como la vamos a extrañar.
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¿En qué se parece una pistola a un panadero?
– En que los dos hacen pan.
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-Le hemos comprado un corazón artificial a mi abuelo.
– Ah, si ? Y cuanto ha costado ?
– Cinco euros.
– Pues por ese precio, seguro que es malísimo.
– Pues nos han dado garantías de por vida..
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– Ave César! – ¡Ave tú que tas más cerca!
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Llega un hombre a una farmacia y dice:
-Déme una caja de ácido acetilsalicílico, por favor.
-¿De aspirinas?
-Sí, eso que nunca me acuerdo del nombre.
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– Papá, papá. En el colegio me llaman idiota.
-¡Y a mí qué?
-A ti te llaman cornudo.
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Un hombre visita al psiquiatra y le dice:
– Doctor, doctor, soy incapaz de decir federico.
– Como?
– Que soy incapaz de decir federico.
– Pero si lo dice perfectamente.
– De verdad, doctor?
– Si.
Se va de la consulta, llega a casa y le dice a su mujer:
– Juanita, vete al federico y saca dos cervezas, vamos a celebrar que ya
estoy bien.
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– Por favor, me da djvui guggiuhgurirhu de Coca-Cola
– ¿ Que quiere una lata de qué ?.
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