Gran error: no tener localizados a nuestros enemigos; fiarnos del amigo equivocado; confiar en el traidor…
Todo ello es un peligro del que no podemos huir completamente.
Es bueno, sin embargo, ser prudentes y saber dónde nos movemos y quien odia a nuestro alrededor.
Continúa con la anécdota que le sucedió a Winston Churchill la primera vez que éste ocupó su sitio en la Cámara de los Comunes….
Churchill encuentra a sus enemigos
Se sentó detrás de un viejo diputado conservador, miró al frente, donde se encontraban todos los miembros del Partido Laborista, y preguntó en voz alta: «¿Así que aquellos son nuestros enemigos?» El veterano político sonrió y, mirándole con asombro, por un lado, y paciencia, por el otro, dijo: «No, no, qué va, hijo, qué va. Aquellos de allí son nuestros adversarios, a nuestros enemigos los encontrarás atrás».
Necesidad del examen de conciencia:
Una imagen de que uno puede acabar perdiendo lo indecible, si no pone sus sentidos en lo que hace, si no se «chequea» a menudo…
Arrrrranca la moto
Bajó de su moto y sintió que algo había cambiado en él. Le faltaba un pie. ¿Cómo fue?
Un coche se cruzó con él en sentido contrario y se lo arrancó. Lo insólito es que el motociclista no se dio cuenta de que había perdido su extremidad hasta que llegóal lugar de destino, se bajóde la motocicleta y le falló el punto de apoyo.
Quien experimentótan desagradable sensación fue un hombre francés de 40 años, en Bayona al suroeste de Francia.
Los servicios de salvamento, llamados de inmediato, tardaron media hora en hallar el pie, secccionado a nivel del tobillo y en bastante buen estado. Lo pusieron en hielo para trasladarlo junto a su propietario en helicóptero hasta el hospital más cercano.
Extraído de aquí…