Aceptarnos como somos: la humidad del mal retrato. Por otra parte observamos en la sociedad moderna la pasión griega de cuidar el cuerpo casi sin límites…
HUMILDAD.- EL CURA DE ARS Y SU RETRATO
La primera vez que el venerable Cura de Ars, vio su retrato puesto a la venta, dijo a la vendedora en tono áspero, muy contrario a su carácter:
‑ ¿Por qué vendéis esto?
La pobre mujer, que conocía los buenos sentimientos del sacerdote, contestó:
‑ Si queréis, señor cura, que nos arruinemos, no tenéis más que prohibirnos la venta de vuestro retrato, pues todo el mundo lo quiere; es de lo único que sacamos algún beneficio.
‑ Después de todo, se dijo el Cura, ya que pintan al diablo, ¿por qué no han de pintar mi retrato?
‑ ¿Por qué vendéis esto?
La pobre mujer, que conocía los buenos sentimientos del sacerdote, contestó:
‑ Si queréis, señor cura, que nos arruinemos, no tenéis más que prohibirnos la venta de vuestro retrato, pues todo el mundo lo quiere; es de lo único que sacamos algún beneficio.
‑ Después de todo, se dijo el Cura, ya que pintan al diablo, ¿por qué no han de pintar mi retrato?
Continúa esta anécdota que enseña a no tomarnos demasiado en serio…
Al día siguiente, al pasar por el mismo lugar, preguntó:
‑ ¿Cuánto vale esto ? mientras señala su retrato.
– Cinco, diez o quince céntimos, según sea el tamaño,
i Oh, pobre Cura de Ars ! ‑ exclamó ‑. En qué poca estima le tienen. Lo venden por cinco céntimos….. Y se reía de sí mismo…..
‑ ¿Cuánto vale esto ? mientras señala su retrato.
– Cinco, diez o quince céntimos, según sea el tamaño,
i Oh, pobre Cura de Ars ! ‑ exclamó ‑. En qué poca estima le tienen. Lo venden por cinco céntimos….. Y se reía de sí mismo…..