– He pedido a Dios que me quite el orgullo:
…y me ha respondido que no corresponde a El quitármelo, sino a mí renunciar a él.
– He pedido a Dios que me conceda la paciencia:
…y me ha respondido que no puede: la paciencia se deriva del sufrimiento y no se concede, se merece.
– He pedido a Dios que me dé la felicidad:
…y me ha dicho que es imposible: El concede bendiciones (buenas o malas según la opinión de los hombres), encontrar la felicidad en ellas depende de mí.
– He pedido a Dios que me evite el dolor:
…y me dice que no me conviene: el sufrimiento me aparta de las preocupaciones del mundo y me acerca al mismo Dios.
– He pedido a Dios que haga crecer mi espíritu:
…y me ha dicho que no: yo debo crecer por mí mismo, pero Él me podará y hará fecundo mi esfuerzo.
– He pedido a Dios que me ayude a amar a los demás como Él me ama:
…y me ha dicho: ¡al fin has tenido una buena idea!
(de un boletín belga)