«No faltará pecado en el mucho hablar (Prov. 10, 19) ¡Pluguiera a Dios que no experimentásemos esto tanto como lo experimentamos! Dice muy bien S. Gregorio: Comenzaréis por palabras buenas, y de ahí vendréis a una palabra ociosa, y ahí saltaréis luego a otra jocosa; luego a otra enojosa; y poco a poco se va calentando la lengua, y creciendo el deseo de encarecer las cosas y hacer que se parezcan algo; y cuando no pensareis, habréis resbalado en otras mentirosas, y por ventura maliciosas, y aún perniciosas; comenzaréis por poco, y acabaréis por mucho; que así suele acontecer, comenzar burlando y acabar murmurando.»
(P. Alonso Rodríguez, “Ejercicio de perfección y virtudes cristianas”)