La aventura de vivir
En la clausura de un cursillo de cristiandad, uno de los asistentes manifestaba lo que habían supuesto para él aquellos días. De forma clara y sencilla describía su descubrimiento:
-”Llevo 62 años, como un burro, pisando flores, sin saber que eran flores lo que pisaba”
En la clausura de un cursillo de cristiandad, uno de los asistentes manifestaba lo que habían supuesto para él aquellos días. De forma clara y sencilla describía su descubrimiento:
-”Llevo 62 años, como un burro, pisando flores, sin saber que eran flores lo que pisaba”
Un comentario sobre la luz de la fe en la vida diaria…
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“ La gente tiene una visión plana, pegada a la tierra, de dos dimensiones. Cuando vivas vida sobrenatural obtendrás de Dios la tercera dimensión: la altura, y con ella, el relieve, el peso y el volumen”. (Camino 279).
La fe no viene a achicar las aspiraciones nobles que hay en el corazón humano. Viene a elevarlas y engrandecerlas.
La vida – a la luz de la fe – resulta apasionante. Se convierte en una novela de aventuras.
Las cosas más corrientes y ordinarias adquieren relieve de eternidad, grandeza de infinitud.
¡Qué pena quedarse en una vida chata y raquítica!
La fe no viene a achicar las aspiraciones nobles que hay en el corazón humano. Viene a elevarlas y engrandecerlas.
La vida – a la luz de la fe – resulta apasionante. Se convierte en una novela de aventuras.
Las cosas más corrientes y ordinarias adquieren relieve de eternidad, grandeza de infinitud.
¡Qué pena quedarse en una vida chata y raquítica!
Agustín Filgueiras Pita. Sacerdote