En 1873 Don Bosco después de una visión tendida en sueños envió con una persona de toda confianza el siguiente mensaje del Cielo al Emperador de Austria. Esto dice el Señor al Emperador de Austria: Llénate de valor. Ayúdales a los fieles católicos y cuídate tú mismo. La ira de Dios caerá sobre las naciones de la tierra que desprecian sus santas leyes y contra los que ayudan a los que van contra la Ley del Señor. El castigo del Señor caerá sobre los que persiguen a los que son fieles a la Santa religión.
Si defiendes a la religión serás un bienhechor del mundo. Apóyate en los países que son católicos y haz alianza con ellos.
Pero no te apoyes ni hagas alianzas con los países que van contra la Iglesia de Dios. No creas en las mentiras de los que te dicen lo contrario.
Tienes que tener especial aversión contra los que van contra la religión del Crucificado. Espera y confía en Dios que es quien concede las victorias y salva a los pueblos y defiende a los gobernantes. Amen. Amen.
El Emperador leyó atentamente este mensaje y envió un especial agradecimiento a Don Bosco diciéndole que lo tendría muy en cuenta.