La conversión de Papá Noel
¿Llegará pronto la conversión de Papá Noel? Me refiero al día en que, usando bien la razón y dejando de lado los mitos, nos volvamos a la verdadera fe.
Continúa con una interesante aportación de Mariano Ortega…
EL 11 DE DICIEMBRE celebrabamos a San Nicolás de Bari, santo obispo oriental del siglo III, sobre quien se quiere fundar la fantasiosa y cocacolera figura del famoso Papá Noel (Father Christmas, Père Noël, Babbo Natale).
Se mezcla historia y mito para finalmente decir que la historia es un mito.
¡Pobre San Nicolás, convertido por los hombres en un producto más de materialistas intereses y anticristianos deseos de convertir la Navidad en una fiesta de lucecitas, renos, nieve y campanitas, para terminar diciendo que la Navidad cristiana es un mito.No estoy inventando nada ni exagerando.
Acabamos de conocer el lema de la última campaña “navideña” atea en Estados Unidos: “Tú sabes que es un mito” (“You know it’s a myth”) – refiriéndose al misterio de la Navidad – «Esta temporada celebramos la razón». Una asociación que se hace llamar “Ateos americanos” presume de ateísmo precisamente atacando las creencias, no de cualquier otra religión, sino de la cristiana. ¡Qué valientes…! meterse con quienes saben que Cristo nos ha mandado poner la otra mejilla. Conocen, pues, el Evangelio.
Eso lo saben muy bien (They know it very well).
Enarbolan la bandera de la razón, y oponiéndola a la fe, sentencian “muy racionalmente” en otra campaña: “Los adultos con amigos imaginarios son unos estúpidos.”Creer en Cristo… ¡pero, hombre! Si fuera en Papá Noel… Ese sí que no es un mito. No es estupidez creer en él, él significa algo muy palpable: “money”.
No es un mito, porque es la expresión de la única realidad existente para muchos: el dinero.Nótese que volvemos a las acusaciones que se hicieron a los cristianos del primer siglo a los que se les llamaba estúpidos por lo mismo, como nos cuenta San Pablo: “nosotros predicamos a Cristo… necedad para los gentiles”(1ª Cor 1, 23).
O sea, que si los que promocionan estas campañas ateas se creen originales…Pero esto es lo que hay. Y lo que hay supone una llamada más a los cristianos para que nos formemos bien, ya que intentan, por enésima vez, contraponer fe y razón.
El ateismo, presentándose como defensor de la razón, pretende mostrar la fe como algo irracional. Atacan al cristianismo porque es la religión que precisamente muestra la armonía y el mutuo apoyo, necesario, entre estas «dos alas del conocimiento humano», como denominó Juan Pablo II a la fe y a la razón. La Iglesia nos enseña que la fe necesita a la razón y la razón necesita de la fe. “Creo para entender y entiendo para creer”.
Es muy racional creer en Dios, en el Dios cristiano.La fe en Cristo nos abre continuamente a un sano ejercicio de la razón. A lo largo de los siglos, rescatando lo mejor de la filosofía precristiana, los pensadores y teólogos cristianos fueron forjando un sólido edificio que culmina – ¡tápense los oídos los relativistas! – en el conocimiento de la verdad. Y esta verdad aprehendida por el entendimiento es la misma y única a la que llegamos a través de la otra fuente de conocimiento: la fe.
Qué bien haríamos los católicos en leer (o releer) la encíclica “Fides et Ratio”, de Juan Pablo II, esencial para acometer estas cuestiones tan urgentes como básicas. Creo que pondré mi granito de arena tratando de resumir capítulo por capítulo dicha encíclica en sucesivos artículos de este blog.Porque, en el fondo, no hay crisis de fe (se dice que no se cree en Dios, pero luego se cree en las más absurdas fantasías); hay una crisis, enorme, de la razón.
¿Llegará pronto la conversión de Papá Noel? Me refiero al día en que, usando bien la razón y dejando de lado los mitos, nos volvamos a la verdadera fe.