Delegar y apoyar, caiga quien caiga…
Aprender a delegar es costoso; requiere no sólo confianza, sino efectividad por parte del que recibe el encargo: esto es: hacer exactamente lo que uno debe hacer, en el menor tiempo posible, tratando de resolver todos los problemas; por último informar del cumplimiento o de los obstáculos. Y, si se da confianza, se debe apoyar la decisión, aunque no sea adecuada. Para algo se le ha dado al «delegado» la posibilidad de decidir…
Son principios de unidad, de trabajo en equipo. Es mejor comerte un marrón y luego poner verde al interesado que desentenderse y echar la culpa a otro. El equipo se rompe, la unidad se resquebraja: la cosa no marcha… Lee el siguiente consejo del millón…
Hasta el último momento
«Como presidente del club, tengo la obligación de respaldar al entrenador hasta cinco minutos antes de echarlo».
Alfredo Davicce (Presidente de River)