SANTA LUCÍA. (13 de diciembre). Virgen y mártir. Murió en el año 304
El juez le preguntó: «Y si la sometemos a torturas, será capaz de resistir?». La jovencita respondió:»Si, porque los que creemos en Cristo y tratamos de llevar una vida pura tenemos al Espíritu Santo que vive en nosotros y nos da fuerza, inteligencia y valor».
1. “Dios ama al que da con alegría. “No lo hacía por lástima, sabía que arriesgaba su vida al ser caritativa»
Siempre rogaba afectuosamente a su madre Euticia que diese grandes limosnas, pero ella le respondía:
-Déjame, hija mía, cerrar los ojos, y luego harás lo que quieras con la hacienda, pues será toda tuya. Aún así ella respondía:
-No es, madre mía, tan agradable a Dios el don que ofrece el que no puede servirse de él. Ahora que tienes vida y salud debes dar la limosna, porque si esperas a darla cercana a la muerte parecerá que lo haces por fuerza, pues quieras o no, todo lo has de dejar en la tierra.
La madre aceptó sus palabras y repartió a los pobres grandes riquezas.
Pero por ello prendieron a la santa virgen Lucía y quisieron obligarla a sacrificar a los dioses falsos de los gentiles. Y como se negase, quisieron llevarla a un lugar público de malas mujeres para que la pervirtieran, pero no pudieron. Luego intentaron quemarla viva, pero las llamas no le hicieron daño. Hasta que finalmente, después de muchos tormentos, fue degollada, no sin antes haber recibido como viático la Santísima Eucaristía.