Quien se contenta con nada lo posee todo.
Nicolas Boileau (1636-1711); poeta y crítico francés.
Y ahora una historia de honor y gloria como son las de los grandes toreros…
Maestro, le debo la vida
Tema: Justicia, Providencia divina
Adyacentes: humildad, pobreza
En una tertulia en un Colegio Mayor sevillano, Pepe Luis Vázquez (senior), el gran torero, contó la siguiente anécdota: el toro, enorme, envistió al picador y al caballo. Ambos salieron maltrechos y por diferentes caminos. A duras penas se enderezó el picador y el toro se propuso rematar la faena con él. El Maestro se percató de la gravedad del momento y, a paso rápido, alargó la mano e interpuso el capote entre el animal y el indefenso picador. El toro, molestado, arremetió contra el capote, que hizo jirones. Pero el picador, aprovechando la distracción del toro, escapó y saltó el burladero. Ya en toriles, el picador buscó al Torero:
– maestro, me ha salvado: le debo la vida.
El Maestro, le dijo con parsimonia:
– la vida se la debes a Dios; a mí me debes un capote.