Impresiona la capacidad que tenemos para justificar nuestros fallos y nuestros defectos. Consciente o inconscientemente, inventamos todo tipo de teorías para camuflarlos. Todo, menos aceptar sencillamente que hemos fallado.
Reconocer clara y sinceramente nuestros fallos es el paso primero e imprescindible para vencerlos. Sin la valentía necesaria para dar ese paso, no hay nada que hacer.
Ofrecemos ahora una anécdota ilustrativa titulada nos sobran teorías, sobre las excusas para no trabajar…
Nos sobran teorías.
En una clase de párvulos de cinco años, alrededor de Navidad, la profesora les manda dibujar el portal de Belén.
Un niño, bastante vaguete, pinta el portal y en él al Niño Jesús y a la Virgen María. Cuando la profesora le ve el dibujo, le dice:
– Pero hombre, has pintado al Niño Jesús solo con su mamá. ¡Pobre Niño Jesús, sin su papá!
Y el pequeño – justificando su pereza – replica muy serio:
– Es que el papá iba de compras.