Sucedió en Bilbao, en el pueblo de Sondica.
El Aeropuerto de Sondica, encajonado y de difícil aterrizaje, hacía pasar a todas horas aviones a ras del suelo para despegar o aterrizar. El terrible ruido de los aviones había llevado a los lugareños a manifestarse ante el Ayuntamiento de Bilbao.
La Alcaldesa, una vez que la prensa le entrevistó, sobre la necesidad de una reubicación o remodelación del aeropuerto, comentó que el dinero era imperativo. El periodista le insistió y ella simplemente comentó:
Sondica no me quita el sueño. Los habitantes de Sondica, enfadados por el despecho, montaron un pollo de aquí te espero (un lío, follón…) Y durante la manifestación lucieron en el pecho un pin con la siguiente inscripción: Sondica SÍ nos quita el sueño.