Lázaro gran caballero
primo y amado de Dios,
señores roguéis por vos
al Señor que concedisteis.
San Lázaro le pidió
al hambriento una limosna
y porque no se la dio
Cristo le negó su gloria.
Désela usted si la tiene
no le pase lo de aquél
que le echó Dios al infierno
para nunca más volver.
A voces le está llamando:
“Lázaro, Lázaro, ven,
que me quemo en llamas vivas
por no haberos hecho bien”.
San Lázaro respondió:
“la misericordia es
para antes de la muerte,
después ya no es menester”.