El Bar de Andrés
Con frecuencia se nos debe recordar lo que vale una oración. Esto es por que somos muy olvidadizos. Lo bien que nos viene que nos lo recuerden entonces.
Durante una actividad de verano con chicos de primeros cursos de secundaria, Mike y los chicos tuvieron que pasar por delante de un tugurio en el que se ejercía la prostitución.
Éste les sugirió que rezaran un avemaría a la Virgen para que encontraran otra profesión más honrosa y que cerraran ese localucho.
Entonces Andrés contó su historia…
El Bar de Andrés
– Ah… eso de rezar el Avemaría funciona,- dijo Andrés.
– Cuenta, cuenta,- le invitó Mike.
– Le conté a mi madre que estaba preocupado con el puticlub de debajo de casa y me dijo que cada vez que pasase por delante que rezase un avemaría para que cerraran. Y ¿sabes qué?
– No… ¿qué? -Preguntó Mike realmente intrigado…
– Que al mes lo cerraron y luego pusieron otro que se llamó Bar de Andrés.
El chico estaba seguro que era un detalle de la Virgen.
Post data: Por que esta historia es tan real como la vida misma. Lo de creérselo o no… es cosa tuya: ya ves que lo único que se nos pide es que creamos las verdades del Credo. Pero, si crees en nuestra honradez, entonces aceptarás que es cierta. Palabra.