El tiempo nos maquilla, nos acorteza en capas que simulan el niño que todos fuimos, nos disfraza de personas mayores, nos da pudores y vergüenzas… pero, a veces, uno rasca en algunos y parece que hay un niño llorando diciendo entre pucheritos » ¡¡¡SOY EL REY DE LA CASA!!!

Continúa esta preciosa anécdota de Jesús M

EL REY DE LA CASA.

Fue el primer día de curso en un colegio de Tarragona. El primer día en un colegio, para un chavalín de 1º de primaria, puede ser una experiencia traumática. Nuestro chico venía de otra ciudad: estrenaba ambiente. Todo aquel guirigay de madres con caras de preocupación, de niños que se reconocían entre ellos y que pasaban de él, de profesores con caretos de inicio de curso… y él en medio de todo aquello, terriblemente solo, anónimo, extraño, invisible. Su madre lo había dejado allí media hora antes en el patio, y no pudo quedarse a introducirlo en la nueva atmósfera, en la órbita de un nuevo planeta, en el inicio de una ley de gravedad diferente.

Se puso a llorar desconsoladamente. Un profesor se acerca a la criatura mocosa y le pregunta.

– ¿Quién eres tú?.

Y el chavalín, entre gemidos, contesta.

– Yo soy el rey de la casa.

¡¡¡Bendito!!!: el Rey de la casa nada menos.

Uno se imagina a la madre diciéndole a todas horas » ¡¡¡Aquí llega el Rey de la Casa!!!»…o la abuela preguntándole » ¿Quién es mi chiquitíííín?». Y el niño, «¡¡¡ EL REY DE LA CASA!!!» Y ,claro, luego pasa lo que pasa.