Querido papá,
Las palabras apenas pueden expresar el vacío que siento desde que te fuiste. Cada día es un recordatorio constante de tu ausencia, y el peso de tu partida se hace más profundo a medida que pasa el tiempo. Extraño tu presencia, tus consejos sabios y la calidez de tu abrazo.
Hay momentos en los que desearía poder retroceder en el tiempo, para abrazarte una vez más y decirte todas las cosas que nunca tuve la oportunidad de decirte. Me duele no haber tenido la oportunidad de despedirme adecuadamente, de expresarte cuánto significabas para mí y cuánto te quería.
Tu partida dejó un vacío imposible de llenar. Siempre serás mi ejemplo a seguir, mi guía y mi héroe. Aunque ya no estés físicamente aquí, tu legado perdura en cada recuerdo, en cada lección que me enseñaste y en cada valor que me inculcaste.
Papá, tu amor y tus enseñanzas siguen vivos en mí, y cada día me esfuerzo por honrar tu memoria, viviendo según los principios y la bondad que siempre representaste.
Te extraño profundamente y siempre llevaré tu amor en mi corazón.
Con amor y eterno cariño.