El 2 de septiembre de 1868 habló así a sus alumnos: Soñé que entraba por la portería del colegio y que me encontraba con Nuestra Señora y que Ella me entregaba un cuaderno y me decía: – Ahí está escrito el modo cómo los jóvenes hacen esta novena.
Abrí el cuaderno y vi escrito con letras de oro el nombre varios jóvenes. Pasé a otra página y vi el nombre de muchos más, pero escrito con tinta. Pasé al resto de las hojas y no había escrito allí el nombre de ninguno más.
Los que tenían su nombre escrito con letras de oro son los que hacen la novena con todo fervor y comportándose muy bien.
Los que tenían su nombre escrito con tinta son los que la hacen con menos fervor. Y aquellos cuyos nombres no aparecía escrito por ninguna parte, son los que hacen mal esta novena, sin fervor, sin mejorar su modo de comportarse.
Yo me preguntó: ¿Si vinieran ahora Domingo Savio o Miguel Magone, qué dirían? Quizás exclamarían: ¡Se han enfriado los jóvenes en fervor! Así que para contentar a la Santísima Virgen tratemos de confesar, comulgar y rezar con todo fervor. Y el propósito para mañana será: – Cumplir cada uno de sus propios deberes con esmero y diligencia.